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El Mundo de Santuario hace 20 años era sombrío y oscuro. En esos años de oscuridad, en los cuales los Tres Males Fundamentales andaban por el mundo, Reinos como el de Leoric, en Kandhuras, caían en la desesperación y otros como Kehjistan habían caído presa de la traición de la propia Iglesia de Zakarum. Tampoco las Tierras Bárbaras se libraron de la destrucción del demoníaco ejército de Baal.

En la hora más oscura, el Mundo de Santuario fue salvado por siete grandes héroes. Sin embargo, la última batalla en el Monte Arreat se cobró un alto precio con impredecibles consecuencias...

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Dos décadas después de la muerte de Baal y la destrucción de la Piedra del mundo a manos de Tyrael, Santuario ha cambiado notablemente. Mientras los hombres intentan recomponer una tierra asolada por la muerte y la destrucción que dejó el Infierno a su paso, una nueva sombra repta por nuestro mundo y se concentra allí donde una vez estuvo el majestuoso Monte Arreat. Ahora, bajo el mando de un desconocido Demonio, las tropas infernales se concentran en el Cráter Arreat, preparadas para consumir todo aquello por lo que los hombres han luchado...

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Entornos[editar]



Caldeum 1


Extraido de los escritos de Abd al-Hazir


Caldeum fue una vez la ciudad más soberbia de todo Kehjistan, la capital comercial del mundo entero. Caldeum nunca se consideró el corazón del imperio, aunque rivalizaba con Viz-jun, y más tarde con Kurast, en tamaño, y los que consideraban Caldeum su hogar estaban a gusto así. Incluso cuando estallaron las guerras de los clanes de magos, no se toleraba que las batallas afectaran al comercio en Caldeum. Aunque la política y la magia son importantes, tontear con el comercio es un asunto grave: Deja que Kurast se piense que es el centro del mundo, decían. Nos quedamos con nuestro libre intercambio de bienes, moneda e ideas, muchas gracias.

Pero el orgullo que en su día se tuvo en esta gran ciudad se ha tornado deslustrado y gris. Si hacemos una retrospección de todo, tendría que decir que esta putrefacción que infecta nuestra ciudad comenzó cuando un buen número de nobles de Kurast huyeron de sus hogares e hicieron de Caldeum su residencia. He oído todos los horrendos e increíbles rumores en referencia a los motivos por los que huyeron de su gran ciudad, pero no nos preocupan. Era su actitud la que nos preocupaba. A medida que el alivio de estar a salvo de lo que les llevó hasta allí desaparecía, su estado de ánimo pasó de derecho a, finalmente, arrogancia. No tenían problema en exigir su lugar "por derecho"en el consejo gobernante del consorcio de comercio y estaban listos a usar su riqueza para contratar a los mercenarios necesarios con el fin llevar a cabo sus ambiciones.


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Al principio era sospechoso que el emperador de Kehjistan saliera a hacer frente a esta situación de rápida degeneración. Pero el encanto, liderazgo e inteligencia que demostró mientras resolvía rápidamente el conflicto entre nuestro consejo y los nobles de Kurast era más que magistral. Cuando el pueblo le apoyó completamente en su papel de emperador, entendí este logro como casi un milagro. Aunque habíamos sido siempre parte del imperio de Kehjistan, y por tanto habíamos estado siempre bajo su mandato, siempre habíamos actuado como una entidad independiente, teníamos obligaciones solo con nosotros mismos. En verdad lo pareció en el momento en que se evitó la catástrofe, pero ahora ha quedado demasiado claro que solamente estaba oculto tras un fino barniz de cortesía.

El barniz empezó a descascarillarse cuando el emperador Hakan enfermó. Su influencia empezó a decaer, y los ánimos en Caldeum cambiaron con su salud. Conforme su salud empeoraba, empeoraba la que, una vez, fuera nuestra imparcial ciudad.

Cuando murió y su inútil hijo tomó el trono, Caldeum comenzó a dar vueltas sobre el abismo. Nuestra lista de males parece interminable: el estado de nuestros oprimidos y los tugurios en los que están obligados a vivir, nuestro liderazgo incompetente, el resurgir del intolerante Zakarum y sus peleas con nuestra clase de magos… podría llenar páginas.


Nueva Tristán 2


Extraido de los escritos de Abd al-Hazir

Todos hemos oído las historias relativas a Tristán. Solo con pronunciar su nombre nos vienen a la mente imágenes de monstruosidades vivientes, posesión demoníaca, monarquía resultante en locura y, por supuesto, la mayor leyenda de todas: la liberación del Señor del Terror. Aunque algunos afirman que un extraño moho del pan o quizá un agente contaminante del agua enloqueció a la población con visiones, he visto demasiado en mis diversos viajes como para descartar semejantes historias. Dadas las circunstancias, tengo que decir entonces que mi viaje a lo que se llama ahora “Nueva Tristán” fue una decepción en cierta manera


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La existencia de Nueva Tristán data de hace varios años, aunque la fecha exacta de su fundación no está clara. Originalmente solo estaba formada por un grupo de mercaderes que buscaban aprovecharse de los aventureros y los viajantes atraídos por las leyendas sobre riquezas que albergaba la antigua catedral, pero poco a poco echó raíces y se convirtió en una ciudad consolidada. Sin embargo, cuando saquearon la catedral por completo, los aventureros y los viajantes dejaron de venir y Nueva Tristán comenzó su decadencia. Ahora la ciudad consta en su mayor parte de chozas deprimentes; la posada es el único lugar que parece mínimamente habitable.

Antes de que me despidiera de este inhóspito lugar, me arrinconó un excéntrico anciano que parecía tener un repertorio interminable de anécdotas y sabiduría folclórica que impartir. Me relató que aún había mucho valor en las profundidades de la catedral bajo la forma de tomos de antiguo origen y sabiduría. Tendré que creer en su palabra, pues debo admitir que, mientras estuve explorando los restos chamuscados de la “antigua” Tristán, no tuve la entereza estomacal para dar más que unos pasos dubitativos en aquella infame catedral de leyenda.


Tierras Fronterizas 3

Extraido de los escritos de Abd al-Hazir

Tras mi encuentro con la atroz trilladora de dunas , se podrían estimar lógicas mis dudas a aventurarme en las tierras inhóspitas que rodean Caldeum. Todo aquel que haya puesto los pies sobre el territorio amarillento y abrasador de las Tierras Fronterizas y que haya observado sus vastas extensiones de baldíos arenosos y enturbiados con fauna terrorífica comprendería perfectamente este sentimiento.

No obstante, no siempre ha sido así. Hace años podría haberme aventurado en ellas sin preocuparme por mi seguridad. Aunque las Tierras Fronterizas se consideran como uno de los hábitats más salvajes de nuestro mundo, sus dominios mortíferos no amedrentaron la fuerza del esplendoroso Caldeum


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Originariamente, las Tierras Fronterizas carecían de todo excepto de los más empedernidos (algunos dirían enloquecidos) prospectores hasta que se edificó la gran ciudad militar de Lut Bahadur (que literalmente significa "ciudad de la puerta") para mantenernos a salvo de los lacuni que moraban en los acantilados lejos de Caldeum. La protección solitaria de Lut Bahadur de los baldíos desolados terminó hace cuatrocientos años cuando se descubrió un mineral precioso en la región conocida como Vientos Lacerantes. La ciudad de Alcarnus se estableció rápidamente como el centro minero de toda la zona, con otras bases más pequeñas que fueron surgiendo más tarde. Cuando se descubrió el oasis de Dahlgur y se erigió una tercera ciudad allí, el dominio de Caldeum sobre las Tierras Fronterizas fue absoluto. Las Tierras Fronterizas podían estar seguras de recibir suministros frescos para comer y beber de las caravanas de Dahlgur, protegidas por el poder de la Guardia de las dunas de Caldeum.

Pero Hakan II, nuestro joven e inexperto soberano, ha creído apropiado retirar el apoyo de Caldeum a los baldíos y dejar a aquellos que allí viven a su aire. Ahora ninguna caravana está a salvo, y los refugiados de las Tierras Fronterizas llaman a golpes a las puertas de Caldeum en olas infinitas de humanidad desplazada, desesperada por recuperar la seguridad que nuestra ciudad otrora proveía. He hablado largo y tendido con esta pobre gente, y las historias que cuentan darían que pensar hasta al aventurero más aguerrido. A pesar de que sus historias acerca de la tentativa de un culto secreto de crear un ejército demoniaco son, sin duda alguna, exageradas por su falta de conocimiento en este tipo de asuntos, su histeria y sufrimiento me han convencido de que algo terrible acecha en las Tierras Fronterizas

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