Trabajar en desarrollo de software significa asumir que los problemas sencillos no siempre tienen soluciones sencillas. Este análisis en profundidad y entre bastidores de la «sencilla» revisión del sistema de los números de combate en el parche 2.4.0 debería servir para aclarar algunas de las facetas menos conocidas del diseño de juegos.
Quien trabaja en desarrollo de software, ya sea por negocios, por entretenimiento o porque se trata de su videojuego favorito, sabe que los problemas sencillos no siempre tienen soluciones sencillas. El desarrollo de juegos es, en una palabra, complicado. Está formado por miles de engranajes en los que un mínimo detalle puede ocasionar semanas de cambios revertidos y retrocesos. Al observar desde fuera, resulta muy tentador hacerse la pregunta «¿por qué no lo arreglan?», que es un poco como preguntarle a un panadero por qué no sustituye el azúcar por la sucralosa. Ambas preguntas pueden responderse de forma similar: «No es tan fácil».
Quien trabaja en desarrollo de software, ya sea por negocios, por entretenimiento o porque se trata de su videojuego favorito, sabe que los problemas sencillos no siempre tienen soluciones sencillas. El desarrollo de juegos es, en una palabra, complicado. Está formado por miles de engranajes en los que un mínimo detalle puede ocasionar semanas de cambios revertidos y retrocesos. Al observar desde fuera, resulta muy tentador hacerse la pregunta «¿por qué no lo arreglan?», que es un poco como preguntarle a un panadero por qué no sustituye el azúcar por la sucralosa. Ambas preguntas pueden responderse de forma similar: «No es tan fácil».